Del fondo del mar a tu casa: así es la espuma del futuro que genera electricidad y no arde
El material procede de las algas marinas, y ha sido presentado en un estudio que ha contado con científicos del CSIC.

Las algas marinas tienen cualidades sorprendentes. / Douglas Klug
¿Puede existir un material sacado de lo más profundo del océano, 100% natural y al mismo tiempo futurista? Un compuesto que no solo aísla tu casa del calor y del frío, sino que también genera electricidad y avisa si algo empieza a arder. No es ciencia ficción: es lo último en ciencia.
Detrás de esta especie de espuma mágica está el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM), parte del CSIC, que junto a colegas de Corea, Italia y Estados Unidos ha desarrollado una pequeña revolución que tiene mucho que ver con la sostenibilidad: un material que podría cambiar cómo construimos (y vivimos) nuestras casas.
La clave de este invento está en un combo sorprendente: algas marinas y una familia de compuestos conocidos como MXenes. Las primeras son las responsables de aportar la parte biodegradable y ecológica al cóctel gracias al alginato, un biopolímero que ya se usa para generar energía. Los segundos aportan lo que todo material moderno necesita: conductividad eléctrica de nivel y una gran resistencia térmica.
La estructura actúa de aislante térmico y favorece la generación de electricidad
La porosidad de la espuma es la clave: permite que el material sea ligero pero resistente. La estructura llena de pequeños huecos no solo lo convierte en un excelente aislante térmico, sino que también favorece la generación de electricidad. Y es que la espuma puede convertir vibraciones o pequeños movimientos en energía. Una especie de minicentral eléctrica silenciosa y flexible.
Protección contra el fuego
La suma tiene otra cualidad: también es ignífuga. De hecho, no solo no arde, sino que además puede detectar el inicio de un fuego y avisar al sistema eléctrico al que esté conectada. Dicho de otra manera: podrías tener en tus paredes un escudo invisible que impide que el fuego se propague y que además lanza la señal de alarma antes de que tú huelas el humo.
Todo esto, además, sin necesidad de añadirle químicos tóxicos para resistir las llamas. Porque el alginato, al ser 100% natural y biodegradable, ya trae consigo esa cualidad. Y esto es especialmente importante si tenemos en cuenta que la mayoría de los materiales aislantes que usamos hoy no solo son altamente inflamables, sino que para que no lo sean hay que bañarlos en productos químicos que luego acaban, cómo no, afectando al medio ambiente. Y a nosotros.
Podríamos estar ante uno de los materiales del futuro en la construcción
El estudio, que se ha publicado en la revista 'Nanoscale Horizons', apunta alto: integrar estos materiales en la construcción para que los edificios no solo consuman menos energía, sino que la generen, se protejan solos contra el fuego y, de paso, no dejen huella ecológica.
Este último no es un detalle menor: solo en calefacción y refrigeración se va el 25% del consumo energético global. Y eso sin contar lo que cuesta fabricar los materiales que aíslan. Así que, si podemos lograr que una pared funcione como batería, como escudo y como aislante, y todo eso sin contaminar… estamos ante algo más que una espuma. Estamos ante un nuevo modo de entender la arquitectura del futuro. Una tecnologia que respira, que piensa y que, en parte, viene del mar.